Está comprobado que retomar la vida sexual normal ayuda a recuperarse de enfermedades graves e intervenciones quirúrgicas. Claro que siempre con cautela y previa consulta médica.

 

¿Qué sucede con el sexo cuando existe una enfermedad grave o luego de operación? El cáncer de mama, el infarto de miocardio y la disfunción eréctil causada por la diabetes son tres episodios traumáticos para cualquier persona. En cada caso, intentaré darles algunos o varios consejos para que puedan retomar y disfrutar de su sexualidad sin miedos. Está comprobado que retomar la vida normal cuanto antes incide beneficiosamente en la recuperación, ¡y la vida sexual no es la excepción!

Cáncer de mama

El impacto de esta enfermedad sobre la sexualidad depende de cada mujer; de su estado anímico, del apoyo que recibe de sus seres queridos y del tipo de tratamiento que deba realizar. Sin embargo, existen tres grandes consecuencias que afectan más o menos a la vida sexual de las mujeres con cáncer de seno:

  • Cambios en la imagen corporal: el rol que juegan los senos en la relación sexual puede cambiar si se pierde uno de ellos o su forma se ve alterada. Como es una parte del cuerpo muy asociada a la feminidad y a la fertilidad, hay quienes se sienten incómodas mostrándose así ante su pareja, mientras que otras prefieren focalizar el erotismo físico en otra parte del cuerpo. Ni hablar si parte del tratamiento incluye quimioterapia y resulta en la pérdida del cabello o en un aumento de peso. Eso también puede ser muy negativo para la autoestima física y es común que una mujer en esas circunstancias se sienta muy poco sexy.
  • Pérdida de deseo: la quimio también puede causar lo que se conoce como menopausia médica. En ese caso, la mujer experimenta resequedad vaginal -por lo que el coito le resultará doloroso-, “calentones”o “calores”(como los llaman aquí en Argentina), desbalances hormonales e incluso infertilidad. Todos factores que pueden terminar en pérdida de deseo.
  • Temores: el miedo a ser abandonada por estar enferma, al rechazo, a provocar dolor o incomodidad a su pareja puede producir depresión y frustración, y eso también puede afectar la vida sexual.

Especialmente en una enfermedad como el cáncer, es clave mantener la mente positiva porque la mayoría de los problemas que impactan sobre la sexualidad se pueden manejar. Un terapeuta especializado puede ser una gran ayuda.

Infarto de miocardio

La mayoría de las personas que han sufrido un infarto de miocardio temen que las relaciones sexuales supongan un esfuerzo tan grande que lleguen a poner en riesgo nuevamente su corazón. Sin embargo, el sexo es una actividad física moderada y supone el mismo esfuerzo que cuando uno camina apurado. Incluso, hasta es recomendable para el paciente por los beneficios del ejercicio físico que implica, como también por cómo ayuda a recuperar la autoestima y a volver a la vida normal.

Aunque cada caso es muy particular, se estima que entre dos semanas y un mes luego de realizada la intervención son suficientes para retomar la actividad sexual, siempre que sea una similar a la que mantenían antes del episodio cardiovascular. Lo recomendable es ir de menor a mayor intensidad. Por ejemplo, se puede comenzar con una actividad sexual de tipo masturbatoria en pareja para más adelante pasar a una penetrativa. Los hombres, una vez pasados los 50 años, es frecuente que puedan experimentar problemas de erección, en cuyo caso el médico deberá hacer los exámenes físicos y determinar si se puede prescribir un fármaco como Viagra. Mientras que las mujeres, en mucha menor medida, pueden sufrir frigidez. Las afecciones al corazón suelen generar mucho trauma en quienes las padecen, por lo tanto siempre es bueno contar con la ayuda de un terapeuta. Asimismo, es necesario esforzarse por volver a la rutina habitual porque eso tiene muy buena incidencia en la recuperación.

Disfunción eréctil por diabetes

Es importante que sepan que la impotencia en los hombres con diabetes se puede prevenir. ¿Cómo? Teniendo la enfermedad controlada para evitar mayor daño vascular y así también evitar que afecte a la región genital. Será necesario controlar los niveles de glucosa, llevar una dieta sana, hacer ejercicio, no fumar, no beber alcohol. Esas recomendaciones también funcionan para los hombres con diabetes que ya tienen problemas de erección. Con esos cuidados retrasarán el daño que se produce en los nervios y, controlados los factores de riesgo, estarán en condiciones de tomar algún fármaco que les permita llevar una vida sexual activa. Eso sí; siempre con la evaluación previa y la prescripción del médico.

En cualquiera de estos tres episodios, la ayuda de un psicólogo especializado les allanará el camino. Incluso la terapia de pareja es una opción muy recomendable para mantener una comunicación abierta con el otro, algo que no siempre es fácil, y puede ser una fuente de muy buena información para enfrentar este reto juntos. Tengan en cuenta que cada caso es particular porque todos somos diferentes, así que primero, siempre, SIEMPRE, consulten a su médico de cabecera.

Fuente: www.universoalessandra.com

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