De puritana a transgresora: ¿cómo se clasifica tu pareja?

De puritana a transgresora: ¿cómo se clasifica tu pareja?

Según las posiciones sexuales y los juegos eróticos que vos y tu pareja se animan a practicar, un experto les arroja una clasificación de su vínculo. Pueden ser puritanos, tradicionales, normativos, evolucionados, transgresores o parafílicos. ¡Para ponerse a prueba!

En función del abanico de prácticas sexuales que existen, se han clasificado a las parejas en varios grupos, adjudicándoles una denominación que puede ser descriptiva y caracterizadora de su referente de conducta. Este ejercicio sistematizador ha dado lugar a la creación de las siguientes variantes:

Pareja puritana

Sexualidad restrictiva que, por razones religiosas, está orientada a la reproducción.

Representa a menos del 5% de las parejas.

Pareja tradicional

Posiciones: misionero y cuchara.

Juegos sexuales: caricias, besos, abrazos y masturbaciones.

A este colectivo pertenecen alrededor del 20% de las parejas, aunque su tendencia es decreciente debido a la influencia de unos modelos sexuales más permisivos que los que ellas practican.

Pareja normativa

Posiciones: las anteriores y, además, mujer encima, desde atrás, sentados y de pie.

Juegos sexuales: los anteriores y, además, estimulación digito-vaginal, felación y cunnilingus.

Variantes esporádicas: uso de material visual erotizante.

«Normativo» significa que es el porcentaje más numeroso, alrededor del 35% de las parejas, y que las pautas de comportamiento se corresponden con los usos y costumbres aceptados por la moral sexual predominante.

Pareja evolucionada

Posiciones: todas las anteriores, pero con variantes y mayor sofisticación en la ejecución. El coito anal en forma esporádica.

Juegos sexuales: los anteriores y, además, felación y cunnilingus simultáneos (posición 69), felación con aceptación de semen en la boca, estimulación digito-anal, uso de complementos erótico- sexuales.

Variantes esporádicas: sadomasoquismo y fetichismo suave, estimulación digito-ano-vaginal, analingus, felación con ingestión de semen.

En este regitro de comportamiento sexual podría situarse alrededor del 25% de las parejas y, algunas de ellas, si llegan a este nivel demasiado jóvenes pueden evolucionar hacia la pareja transgresora.

Pareja transgresora

Posiciones: las anteriores y, además, variantes del coito anal y vaginal.

Juegos sexuales: mayor frecuencia de las anteriores más algunas variantes ocasionales como intercambios de parejas y tríos.

Variantes esporádico-situacionales: lluvia dorada (urofilia).

La pareja transgresora sabe o intuye que su conducta no es mayoritaria – puesto que lo practican, más o menos, el 10% de las parejas – pero eso no le genera sentimiento de culpa, sino de aceptación de sus peculiaridades.

Pareja parafílica

Sus pautas de conducta se sitúan fuera de lo normal-normativo. Se habla de parafilia no solo por lo atípico del comportamiento, sino también por la frecuencia, grado de exclusividad y nivel de desviación con respecto a las parejas transgresoras, que son las que marcan el límite de la sexualidad normativa.

Dentro de la sexualidad parafílica que se practica en pareja, hemos establecido dos categorías:

* Parafilias íntimas: las que dentro de la pareja incorporan rituales desviados de la norma. Incluimos el exhibicionismo-voyeurismo, el fetichismo, el sadomasoquismo y la dominación-sumisión.

* Parafilias relacionadas: las que transgreden el principio de sexualidad monogámica incorporando una o varias personas a la relación. Incluimos el trío, el intercambio de parejas y el sexo en grupo.

Aproximadamente el 5% de las parejas están en esta categoría.

Una vez fijados estos referentes debe quedar claro que lo son a título meramente orientativo, puesto que la intensión no es crear límites de inclusión o exclusión, sino contribuir a divulgar la realidad de la pareja y acercar la moral pública al comportamiento sexual para que cada cual decida lo que desea permitirse sin traicionar su instinto ni sacrificar sus valores.

Estas variantes no son compartimientos estancos sino referentes permeables cuyos límites no están claramente definidos, porque una de las propiedades de la sexualidad es su plasticidad y capacidad de evolución. Por eso, puede ser que una persona al cambiar de pareja se vea a sí misma situada en una variante contigua, aunque es difícil que quien ha formado una pareja tradicional pase de pronto a una transgresora.

 

Extractos del libro “Sexo sabio” (editorial Grijalbo), de Antoni Bolinches, psicólogo clínico, sexólogo y master en sexualidad humana.

 Fuente: www.entremujeres.com