Mitos y verdades sobre la masturbación en pareja

Hacerla parte de las relaciones sexuales con el otro es una invitación no solo interesante y gozosa, sino también saludable.

Cómo incorporar la masturbación dejando la vergüenza de lado? ¿Qué pasa cuando el sexo no tiene fines reproductivos sino meramente placenteros? Según dice el doctor Juan Carlos Kusnetzoff, “el acto masturbatorio, al igual que otros actos no reproductivos –como el coito interrumpido o la homosexualidad, entre otros–, hunde sus raíces en la Biblia, texto sagrado que hace referencia a un período primitivo donde la Tierra era un páramo totalmente desierto, se eleva la voz potente de Dios que ordenó: ‘Creced y Multiplicaos’. Desde entonces, todo lo que no sea reproductivo fue condenado, mal visto, excluido de lo bueno y necesario. Para muchos sectores religiosos, el problema sigue hasta el presente y se explica, entonces, los problemas con los métodos anticonceptivos, con el preservativo, con la homosexualidad y, por supuesto, con la masturbación”.

Desde Onán (personaje bíblico que para no darle descendencia a su cuñada se retiraba antes del acto sexual y lo concluía manualmente) hasta la actualidad, el sexo sin fines reproductivos esta teñido de un manto culposo. Lentamente la aceptación del placer por el placer en sí mismo, y no mirando exclusivamente a la procreación, ha ganado terreno y ha sido, incluso, avalado clínicamente debido a sus beneficios psicosexuales y corporales.

La práctica masturbatoria se ha incorporado al encuentro sexual en pareja,  ya no como forma contraria al coito, sino como complementaria. Es un juego muy erótico que, a su vez, ayuda a perder el miedo y la vergüenza a ser observados, favorece al conocimiento y la confianza mutua.

Conocerse más

Para incorporar el petting –las caricias proporcionadas en pareja– se puede comenzar con una luz tenue, semivestidos y un lubricante para aumentar las sensaciones. A medida que se van tocando- y desvistiendo- es conveniente que aumente la comunicación verbal entre ambos, para que el otro sepa los gustos y preferencias del compañero.

Hay algunos factores para tener en cuenta:

* La estimulación simultánea: la masturbación puede practicarse mutuamente entre los integrantes de la pareja, y no solamente por turnos.

* Punto Justo: conocer el cuerpo de tu pareja, sus genitales, sus zonas erógenas es una exploración sumamente excitante. Que él toque, bese, acaricie y frote clítoris y senos y que ella haga lo mismo con los testículos, el perineo y el pene.

* Mirar y dejarse mirar: parte del desafío es derribar las barreras de la vergüenza y entregarse a la excitación que provoca ver al compañero gozando. Una especie de voyeurismo que traerá satisfacción sexual para ambos.

* Buscar poses nuevas: encontrar las posturas más cómodas y sensuales para tocarse mutuamente es parte del juego del descubrimiento en pareja.

Fuente: www.entremujeres.com

Extractos del coleccionable «Las 1.000 preguntas que siempre te hiciste sobre sexo» del doctor Juan Carlos Kusnetzoff, médico psiquiatra y sexólogo.