Enriquecer nuestra cultura sexual es un alimento espiritual e intelectual para nuestro ser en el mundo, en comunidad y mucho más valioso y necesario de lo que muchas veces creemos.
La cultura sexual resulta imprescindible para los tiempos que se avecinan, amigarse con la sexualidad de uno y con la de los demás, de acuerdo a lo explicado a Infobae por la psicóloga clínica y educadora sexual Andrea Orlandini.
En tiempos donde la tecnología y las leyes vienen acompañando una tendencia hacia la amplitud de derechos, a una mayor colaboración e inclusión de las diversidades, se vuelve oportuno enriquecer nuestra inteligencia erótica. En esta dirección, para muchos hoy el futuro está en el pasado. Se necesita parar la pelota y desacelerar algunos comportamientos que se fueron desarrollando a la luz de la sociedad de consumo, regida por una cultura del descarte y de búsqueda de la satisfacción inmediata y a como dé lugar.
“En la mayoría de los casos, y por la experiencia del consultorio, lo que suelo observar es que no tenemos las herramientas y los conocimientos para hacerlo. No tenemos las lecturas y conversaciones, o los suficientes debates encima como para eliminar definitivamente aquellos prejuicios y estereotipos que nos limitan la vida sexual”, explica a Infobae Andrea Orlandini quien es psicóloga, sexóloga clínica y educadora sexual.
Y agrega: “La cultura sexual está dada por esa posibilidad de desarrollar la inteligencia erótica y sexual, como la posibilidad que tiene nuestro ser de implementar de manera creativa la posibilidad de conectarse con su propio cuerpo. Y poder transmitírselo a nuestras personas favoritas”.
La sexualidad es un recurso y un área de la vida que es digna de ser explorada, y de ser desarrollada. Luego, el deseo de seguir curioseando y ampliando esta suerte de mirada panorámica en muchos sentidos: el cine, la literatura, pueden ayudar, y el desarrollo de pasiones y placeres.
“Esa empatía y solidaridad sexual tiene que ver con amigarnos con la sexualidad, con la nuestra y con la de los demás. Desde esta perspectiva, las personas incultas sexuales son las que siguen enraizadas en sus propios prejuicios y no se dan el permiso de hacerse nuevas preguntas. En cambio, una culta es la que se permite cuestionar, deconstruirse y querer saber más acerca de lo que es la vida erótica, que va mucho más allá de tener sexo”, advirtió la psicóloga, sexóloga clínica Orlandini.
Lejos de trabajar sobre la patologización de la vida sexual, cuando se llega a un punto que no nos permite ejercitar plenamente nuestras libertades y vínculos, las personas eligen promover instrumentos que permitan prevenir y superar las dificultades poniendo en el centro el reconocimiento de la vida sexual. “Si nos amigamos con la sexualidad, si somos amigos del erotismo, vamos a poder conocernos mejor, eliminando prejuicios y aprendiendo también de los demás”, concluyó la especialista.
Fuente: Infobae.com