Al lado de ella está su compañero escuchando, con quien se había tomado unos mates antes de atenderme.
Le insisto con lo que la tercera edad nos puede enseñar, desde lo erótico, a salir del coitocentrismo. Y responde, “Claro, porque se confunde genitalidad con sexualidad. La genitalidad está relacionada con el coito y los órganos sexuales, pero la sexualidad está relacionada con todo el cuerpo”.
Añade que “La piel tiene muchísima importancia… los aromas. Tiene muchísima importancia no tener olor a viejito”. Entonces, plantea que la sexualidad es una idea integral. Mientras que la genitalidad es “cuando el hombre tiene que demostrar una erección eficiente. Es un mandato terrible. Cuando atiendo algún problema sexual masculino, falta de erección o eyaculación precoz, le digo que en vez de estar en una democracia, estamos en una falocracia. Porque el hombre pierde el falo erecto y pierde su lugar en la sociedad, su autoestima y su valoración”.
Volver a la sexualidad
Hablamos de cómo los casos de parálisis fuerzan a la exploración de zonas erógenas; de juegos sexuales; diferencias fisiológicas en los orgasmos; y algunos detalles más personales, “esto no va a la columna”, le dije y nos reímos.
¿Qué importancia le damos a la masturbación y cuáles son las alternativas al coitocentrismo? Enseguida concluimos que la masturbación existe cerca del autoconocimiento y el auto-cuidado; y que el sexo tántrico, que aparece un tanto reiterativo, no es la única opción aparte de la inclinación fálica.
“Primero que para los occidentales es muy difícil que alcancemos el sexo tántrico. Yo, en todos mis años de experiencia, una sola persona (conocí)”. Y contó haber tenido una maestra que le mostraba láminas orientales, una cultura que acompañaba el sexo con comida, aromas y música. Al mismo tiempo, comparó, los occidentales teníamos relaciones sexuales con fines reproductivos y “con un trapo en el medio”. Y agregó “porque el sexo, para nuestra tradición judeo-cristiana, nos jodió”. Y volviendo a los orientales, remarcó practicar con diferentes texturas: bebida, un dulce, lija, esponja o pluma.
Cuando se le preguntó por el lugar del cannabis en la práctica sexual, respondió que en el caso de los cuerpos con pene, disminuye la ansiedad de la erección y la frustración de la posible eyaculación precoz. En el caso de los cuerpos vulvo-portantes, identifica también un despertar de la sexualidad por sobre la genitalidad.
“El otro mito es ‘si está enamorado de mí, va a hacer lo que a mí me gusta’. (Pero) nadie es adivino” Carmen apoya en la comunicación otro pilar del erotismo, decir lo que nos gusta, intercambiar, disentir y encontrar(nos).
El clítoris no envejece
Carmen explica que el clítoris no envejece, explicando que las terminaciones nerviosas no envejecen, pero sí se da una atrofia en la vulvagina por la menopausia, que reduce la circulación sanguínea. Por eso destaca el valor del uso del vibrador. “Es como ir al gimnasio”, interrumpo. Y Carmen reflexiona que el clítoris, con el tiempo, se vuelve más sensible porque los epitelios se vuelven más finitos y, por lo tanto, requiere más lubricación.
¿Qué paralelismo hay entre la Educación Sexual Integral y el uso adulto de cannabis? “La responsabilidad”, dijo. “La excitación sexual que tanto miedo le da a esta sociedad existe y es biológicamente necesaria”, afirmó con firmeza en la voz.
Carmen sostiene la crítica en la historia, lo que la Iglesia asoció al pecado fue cambiando pero lamentamos todavía estar cerca de aquellos prejuicios. “En el siglo XIX, ¿quiénes se adueñaron de la idea de sexualidad? Los médicos, entonces, transformaron el pecado en enfermedad”. Continúa, “Y la Argentina, en el 2012, fue pionera en reglamentar los distintos géneros y sexualidades” y concluye que “son muchísimos los años de represión que tenemos”.
Una cuestión de sapiencia
“(La sapiencia) tiene el lugar en cuanto la necesitamos. Porque tampoco podés hacer una uniformidad en todas las clases culturales o sociales. La edad no tiene que ver exactamente con la sapiencia”.
Pausa.
“Vos pensá que hay una generación cuya iniciación sexual era con prostitutas”.
Hoy en día, la generación que nació con internet, es más propicia a una familiarización con imágenes pornográficas que podrían tender a una idealización del acto sexual. Carmen agregó: “Yo soy partidaria total de la ESI pero también hay que formar a los docentes porque no es explicar genitalidad. Es otra cosa, hay que poner los sentimientos y la atracción; valores más humanos, más de la sexualidad”.
Finalmente, cannabis
De manera que el cannabis podría trascender este uso de objeto mediador e integrarse a la práctica sexual; alejarnos de esa voz interior que nos pregunta cómo lo estamos haciendo. “(El cannabis) forma parte de la relación sexual en tanto nos conecta más con los sentidos, nos saca del papel de espectador para volver a ser actores”.
Fuente: www.revistamate.com.ar
cannabis, genitalidad, Rìo Grande, Sexshop Ushuaia, sexualidad, Tierra del Fuego