Aunque muchas veces nos cuesta ponernos de acuerdo con ellos, ¡los adoramos! El sentido del humor, la inteligencia, la sensibilidad son algunos de los atributos que las mujeres valoramos en un hombre, ¿pero qué es lo que más nos erotiza del sexo opuesto?

Por mucho que intentemos tomar distancia de ellos y afirmemos que para nosotras no todo pasa ni por el sexo ni por lo físico, la realidad es que un cuerpo bonito nos enciende de la misma manera que a ellos. Así que las invito a dejar caer las caretas para recorrer la  geografía masculina  y detenernos en cada uno de sus hot spots.

A pesar de que nos encontramos en el siglo XXI y muchas mujeres son profesionales súper exitosas o tienen emprendimientos que les permiten ser sus propias jefas, y han logrado no depender económicamente de nadie, seguimos asociando, a veces consciente y otras inconscientemente, al hombre con la protección y la seguridad. Por lo tanto, no es nada raro que nos sintamos profundamente atraídas – por no decir perdidas- por una espalda ancha, un torso y unos brazos fuertes. Esto no es nuevo, sino que viene literalmente de la época de las cavernas, cuando el hombre salía a cazar y a buscar alimento para su familia. Claro que un hombre fuerte tenía muchas más chances de enfrentarse a una bestia, sobrevivir y regresar a casa con su presa. Así como también podía ofrecer mayor seguridad a los suyos. Si bien han pasado miles de años, seguimos mirando con otros ojos a ese hombre que luce como “debería” lucir uno proveedor.

Sea como sea, ¿quién de ustedes puede resistirse ante unos hombros anchos y una espalda angulosa? Pueden regalarle a su chico unos masajitos bien sensuales. Usen un rico aceite para recorrer con sus caricias toda la extensión de su espalda. No importa que no sean unas expertas masajistas, lo que cuenta es la actitud. El contacto con la piel es súper delicioso y mucho más si ustedes están desnudas. Sorpresivamente, apoyen y froten sus lolas sobre la espalda de él, ¡les encantará a ambos!

Igualmente de exquisito suena que nos rodeen con unos brazos súper fuertes o que nos carguen y nos lleven a la cama, ¿verdad? Cuando se encuentren a horcajadas sobre su pareja, toquen y acaricien sus tetillas. A muchos hombres eso les provoca eróticas sensaciones. Luego de hacer el amor, qué bendición quedarnos acurrucadas contra su pecho haciendo cucharita y sentir cómo esos bíceps tan sexis pasan por sobre nuestro cuerpo para abrazarnos.

Otra parte del cuerpo masculino que a las mujeres nos gusta mucho es la cola. ¡No digan que no! Unos glúteos y muslos firmes son súper erotizantes tanto en hombres como mujeres. ¡Anímense a acariciarlos! A ellos les fascina que los toquemos… Generalmente, estamos más acostumbradas a recibir caricias que a propiciarlas. ¿Nunca les sucedió que su chico les bajara las manos para que le toquen la cola? Deberíamos ser un poquito más generosas… ¡Ellos estarán muy agradecidos!

Ojo que cuando hablamos de caricias no sólo nos referimos a tocar con las manos, también podemos rozarlos con nuestro cuerpo desnudo. ¡Eso aumentará la temperatura del encuentro! Además, pueden besar, lamer, dar pequeños chuponcitos y apretujones o hasta algún que otro pellizcón. Eso sí, ¡todo con mucho cuidado! No queremos que le duela, salvo que él así se los pida, pero ese es otro tema…

Y si además quieren hablar y decirles cosas calientes mientras hacen todo eso, se convertirán casi en la amante perfecta. Se ha comprobado científicamente que escuchar palabras de alto voltaje erótico estimula la transmisión de dopamina, una hormona que juega un rol esencial en la excitación sexual. Esto significa que, usando las palabras indicadas, podemos aumentar la intensidad emocional y física de la experiencia. Sin embargo, ¿no me digan que nunca les ocurrió que ese hombre que tanto les gustaba les preguntó “¿Qué quieres que te haga?” y ustedes se quedaron mudas? Seguramente, habían imaginado miles de veces lo que deseaban, pero al momento de verbalizarlo se congelaron. Sucede que a ellos se les da mucho mejor esto de hablar en la cama. En cambio a nosotras… ¡Ánimo! Porque sólo es cuestión de práctica!

Siempre les recomiendo a las mujeres que antes de lanzarse a decir cualquier palabrita hot, primero la practiquen, si es que no se sienten con la confianza suficiente. Entonces, cuando estén a solas conduciendo su coche o mirando su programa de televisión preferido díganla en voz alta y repítanla hasta que ya no tengan esa sensación de estar masticando arena. Una vez que suene como a ustedes les gusta y la sientan natural, están preparadas para decírsela a su chico. Recuerden que cómo lo dicen vale mucho más que lo que dicen; todo suena diferente entre jadeos y susurros. ¡Mucho éxito!

Fuente: www.universoalessandra.com

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