Es el arte erótico que más provoca impacto desde lo visual.

La práctica de origen nipón hoy ocupa su lugar en la cultura sexual popular de los más osados.

Qué es y cómo se practica.

El bondage es una práctica erótica en donde se inmoviliza el cuerpo de la pareja.

Shibari significa «atadura», es un estilo japonés de bondage que implica atar siguiendo técnicas y líneas estéticas, usando cuerdas de fibras naturales. El arte de las ataduras eróticas despierta un enorme interés en las parejas.

Es sensual, amoroso e inquietante. En medio del acto sexual, el hombre, generalmente, desliza suavemente cuerdas de algodón sobre le cuerpo de la mujer, haciendo giros y nudos sobre su cuerpo hasta inmovilizarla.

Se volvió con los años en una interesante forma de arte, y el BDSM (Bondage y Disciplina; Dominación y Sumisión; Sadismo y Masoquismo) se convirtió por diversas razones en tema de conversaciones de jóvenes y adultos. Una de las razones de su popularidad radica en el éxito de la saga «Cincuenta Sombras».

Con tantas maneras de atar y experimentar, el Shibari ofrece algo a cualquier persona dispuesta a sumergirse en nuevos proyectos eróticos. Infobae dialogó con el doctor Walter Ghedin, médico psiquiatra y sexólogo, para aprender más acerca de una de las formas más sorprendentes de atar.

Con sus orígenes en Hojōjutsu, un arte marcial que se basa en atar a un prisionero con una cuerda, y practicado durante siglos, el Shibari dió un giro erótico a finales del siglo XIX, principios del XX. Una vez lograda la inmovilidad, comienzan los juegos en donde la vulnerabilidad es la clave.

«La persona atada recibe masajes eróticos, sexo oral o es penetrada, lo cual la lleva a que se concentre casi exclusivamente en el placer que recibe», detalló Ghedin.

La práctica de las ataduras eróticas se ha vuelto tan famosa que existen profesionales que se convirtieron en celebrities del mundo del sexo prohibido o secreto. Sin embargo, no es necesario llegar al profesionalismo para disfrutarlo, sino que las versiones caseras o niveles de principiantes también le dan una chispa a la vida amorosa.

El arte hot rompe con los paradigmas sexuales actuales. Puede ser realizado en hombres y mujeres por igual. Las personas de personalidades fuertes o poderosas disfrutan de la toma del control.

«Se podría considerar sexista porque es generalmente el hombre quien lo realiza por tradición ya que en un principio esta técnica no era erótica. Los soldados japoneses la usaban para atar a los prisioneros», comentó Ghedin.

Los diseños de las ataduras están ideados para favorecer y evidenciar la figura del cuerpo, resaltando las partes íntimas del cuerpo humano marcando exageradamente las curvas femeninas y la contorsión erótica de los cuerpos. Cada nudo o enlace es colocado estratégicamente en puntos de acupuntura para estimularlos y aumentar la energía sexual.

La pareja que utilice el arte del Shibari en la intimidad debe tener la confianza necesaria con el otro y así explorar los efectos que producen las ataduras. Se utilizan múltiples cuerdas de algodón o yute de aproximadamente ocho metros de longitud.

Las amarres van desde únicas ‘karadas’, nudos característicos del arte, hasta diseños elaborados. «Usar ataduras como variante sexual viene acompañado de fantasías de ser dominado, atrapado o sometido por el otro», explicó el sexólogo. En las parejas que buscan reavivar constantemente el fuego de su relación se utiliza el juego de roles. Además, son una opción las diferentes poses, los cambios de temperatura, las nalgadas o los ojos vendados.

Si no se lleva a cabo con las precauciones necesarias tiene sus riesgos, si los nudos están muy apretados pueden dejar marcas y moretones y en el peor de los casos las sogas pueden cortar la circulación y provocar un desmayo.

Se recomienda evitar amarrar el cuello o las articulaciones, usar materiales flexibles y suaves en el contacto con la piel, pausar la actividad si ocurren hiperventilaciones, calambres o mareos y por último tener a su alcance tijeras para cortar rápidamente las ataduras en caso de alguna emergencia.

Se establecen en prácticas como éstas roles de poder como el famoso: amo y sumiso. El sumiso adopta un rol en el que queda bajo la voluntad de otra u otras personas que adoptan un rol dominante, obedece y deja que se actué sobre su cuerpo.

Los efectos son físicos y psíquicos. Físicos por lo que genera la presión de las cuerdas sobre las zonas sensibles y erógenas. Los efectos psíquicos son fuertes y contradictorios: el sentirse indefenso y por el otro lado relajado y confiado.

Las cuerdas funcionan como extensión de los dedos del atador.

¿Qué hace el de la posición dominante cuando tiene a la «víctima» en sus manos? Todo depende de la relación entre ambos. La forma de arte continúa creciendo y evolucionando a medida que las personas lo eligen y agregan su estilo particular.

Fuente: infobae.com

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