¿Te aburrís? Cómo recuperar la sorpresa?

Muchos hombres y mujeres se aman, pero se aburren. Existen distintas maneras de alejarse de la monotonía y recuperar la pasión.

En la vida de pareja las buenas intenciones se deben convertir en acciones concretas que sacudan lo cotidiano. Si no estamos atentos, la rutina se apodera de todos los espacios de encuentro e intimidad.

No estoy hablando de generar grandes cambios que provoquen movidas de igual tenor, me refiero a pequeños hechos que nos devuelvan algo de la audacia y la espontaneidad de los primeros rodeos amorosos.

En esta vorágine de exigencias laborales, crianza de los hijos y otras demandas, cumplir con el “deber ser” es prioridad. Pero poco o nada se dice (y menos se hace) de ser “buen amante”. Pareciera que las estrategias de conquista hubieran quedado en el pasado.

Pensamos que ser un buen amante es sostener un rol puramente sexual. Pero olvidamos que todo amante debe saber seducir, sorprender, comunicar con el lenguaje verbal y corporal, y un aspecto que muchos olvidan: tener buen humor.

Dar por sentado

Muchas personas creen que la vida en pareja es una secuencia de etapas: noviazgo, casamiento, tener hijos, criarlos, esperar que crezcan y hagan su vida, reencuentro con la pareja y no saber qué hacer juntos… Y así hasta el final. Muchas uniones dan por sentado que «debe ser así”.

Los deseos de cambio quedan relegados y recién aparecen cuando se dan por cumplidos los deberes anteriores. Surge la necesidad de “ser uno mismo” y exigir igual proceso en el otro con el fin de que el vínculo recupere intensidad. Es aquí cuando surgen propuestas para salir, para estar más tiempo juntos, y para rescatar el placer sexual. En el mejor de los casos, ambos asumen este compromiso de reencuentro.

En casos menos felices, tantos años de monotonía fueron creando hábitos difíciles de erradicar. “Dejame tranquilo, no me vengas con cosas nuevas”, suele ser una frase que se escucha con frecuencia de la boca de muchos hombres. O “si mi marido no me acompaña no salgo a ningún lado”, dicen muchas mujeres.

No sé con quién estoy

En otros casos el aburrimiento se instala porque uno ha decidido crecer, desarrollarse en alguna actividad y el otro se queda instalado en la “comodidad” de la rutina. El desequilibrio puede ser tan manifiesto que la persona en pleno desarrollo cree estar viviendo con un extraño. Puede haber oposición, comentarios despectivos o indiferencia.

Hay mujeres que deciden salir de sus casas para estudiar, trabajar, recuperar la vida social (favorecida por las redes sociales), o programar actividades de cuidado personal (deportes, grupos de ayuda, etc.). La vivencia de soledad se acompaña de bronca hasta la resignación: “yo no voy a dejar de hacer porque a él se le antoja”. Las mujeres de hoy defienden sus motivaciones de desarrollo ante el rechazo de sus hombres monótonos.

Personalidades aburridas

Los hombres obsesivos son los más aburridos: rigidez de pensamiento, conductas predecibles, tendencia al perfeccionismo, poca expresión emocional, sexo escaso y “tradicional”, etc.

Aunque hay mujeres obsesivas, las sumisas o dependientes le ganan en frecuencia. Se entregan a las tareas del hogar con abnegación, hacen todo lo que el hombre quiere y sufren porque temen ser abandonadas. Las quejas constantes, el pesimismo, el conflicto como tema de toda comunicación y las actitudes posesivas son otras formas de instalar el tedio.

Tips para romper con el aburrimiento  

*  Con el amor no basta. Hay que “trabajar” para mantener la intensidad.

*  No se requieren grandes acciones: un llamado cariñoso, la sorpresa, una invitación, el contacto afectivo, la insinuación sexual, etc.

*  No aferrarse a esquemas preconcebidos, cada pareja debe construir su forma de atravesar las etapas vitales.

*  Por cada problema evaluar una solución o una alternativa de cambio.

*  Atreverse a incorporar variantes en el contacto erótico-sexual.

*  No subestimar el ocio, las actividades recreativas o expresivas.

*  Defender la capacidad para disfrutar.

Por el doctor Walter Ghedin. Médico psiquiatra y sexólogo.

Fuente: www.entremujeres.com